¿PARA QUIEN TRABAJA LA CONSELLERIA DE SALUT DE LAS ISLAS BALEARES?
Associació per a la Defensa de la Sanitat Pública de les IB (ADSP-IB)
22/06/2018
Las propuestas políticas que Carmen Montón, del PSOE y actual ministra de sanidad, expuestas durante los días transcurridos en el ministerio, así como las iniciativas desarrolladas durante su etapa en la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana, muestran que tiene una visión amplia y solidaria del contenido y de las finalidades de la gestión de la sanidad pública.
Por el contrario, en Baleares, nuestra Conselleria sigue presentando eventos y jornadas en entornos avalados por empresas de la industria farmacéutica y la tecnología sanitaria, de dudoso valor estratégico para la salud de la población. El año pasado ya lo exponíamos en un artículo en el que valoramos un encuentro similar con empresas privadas. (http://adspillesbalears.org/2017/07/la-gestion-de-la-sanidad-publica-en-baleares-hacia-donde-nos-lleva-la-colaboracion-publico-privada/)
De nuevo, el pasado día 11 de junio, se celebró en Palma una jornada de título “Innovación para una sanidad basada en el valor”, con la participación de varios de los actuales gestores de la sanidad pública y privada de Mallorca patrocinados por Celgene y Philips. Una empresa productora de fármacos principalmente del área oncológica y otra de tecnología del diagnóstico y de las comunicaciones entre los profesionales. Evento difundido y publicado ampliamente por el Diario de Mallorca. (https://www.diariodemallorca.es/mallorca/2018/06/12/govern-queremos-lograr-modelo-universal/1321584.html)
Según lo publicado, en la jornada se manifestó que la innovación es un derecho para el paciente y un deber para el profesional, que hay que encontrar el equilibrio entre innovación, solvencia y sostenibilidad, que se tiene que cambiar el concepto de gasto por el de inversión (el dinero público no se quieren gastar, se quieren invertir). Desde hace unos años cuando se habla de solvencia y sostenibilidad del sistema sanitario es frecuente encontrar argumentos interesados contra la rentabilidad y sostenibilidad de la sanidad pública y así apoyar a privatizar una parte del sistema sanitario. De hecho los últimos tres años, en las Islas Baleares se han externalizado o privatizado sectores como esterilización, hemodiálisis, radioterapia, fisioterapia a domicilio, hospitalización a domicilio, además de todos los servicios no sanitarios de hospital, como el servicio de mantenimiento de Son Espases. Un claro ejemplo de decisiones erróneas en esta línea es el caso del ecógrafo para ginecología en Menorca que ha sido concertado con un hospital privado, en lugar de plantear su inmediata adquisición por el sistema público.
El lenguaje que se ha utilizado en esta jornada influye profundamente en la forma como se quiere trabajar y orienta hacia donde se quieren hacer ir las inversiones. No creemos que esta jornada se haya orientado a la mejora de la salud de la ciudadanía, sino más bien a promover la mejora del valor de las acciones de las empresas que buscan estos mercados.
Desde la ADSP-IB, tal como exponemos a nuestro manifiesto (http://adspillesbalears.org/ )) creemos necesario que el sistema de salud disponga de una “Dotación suficiente para mejorar los recursos y estructuras técnicas de la sanidad pública, dirigidas a la evaluación de medicamentos, material, dispositivos y tecnología sanitaria, y a la promoción de su uso racional con criterios de eficiencia, potenciando la docencia, la gestión del conocimiento científico y la investigación en el área del medicamento y la tecnología sanitaria, con recursos del sistema público de salud, con independencia de la industria farmacéutica y tecnológica”.
Para conseguir que la verdadera innovación pueda llegar al paciente y que el sistema sea sostenible, es necesario que los productos tecnológicos que comercializa la industria, sean sometidos a una evaluación independiente y transparente, con el objetivo de determinar el valor terapéutico real que aportan y sus costes razonables. Esta evaluación tiene que ser realizada por expertos propios de los servicios de salud y alejados de conflictos de interés.
Por esta razón creemos que la vía no es confiar en la colaboración público-privada, ni realizar jornadas promocionales y periodísticas como la mencionada, ni tampoco acordar proyectos cooperativos orientados a promover la incorporación de tecnología de dudoso valor a precios exorbitantes. No nos parece una buena opción estimular la participación de los profesionales del sistema público en proyectos de investigación que finalmente sirven para producir patentes y garantizar derechos de comercialización a las empresas promotoras privadas.
Seguir este camino nos lleva en una dirección contraria a la deseable y pone en riesgo la sostenibilidad del SNS, al asumir un gasto sanitario público en tecnología y medicamentos disparada. (El gasto en farmacia y productos sanitarios en Baleares se incrementó entre 2014 y 2017, un 21,4 % y en el primer trimestre de 2018 ya ha aumentado un 14% adicional).
La ADSP-IB propone otro camino, expresado en el manifiesto “NO es SANO”, que se presentó en Palma el pasado mes de febrero, donde se exponen los puntos esenciales para la toma de decisiones transparente, y las medidas a tomar por el SNS para una investigación orientada a la verdadera innovación, al valor aportado al paciente, a su accesibilidad, y a garantizar la sostenibilidad del sistema público: (http://noessano.org/es/wp-content/uploads/2018/06/Manifiesto_NoesSano.pdf )
Cuando se propuso hace dos años la facultad de medicina, se decía que si no había facultad no había reconocimiento por parte del “Instituto de Salud Carlos III”. Ahora hay facultad de medicina y Unidad de Innovación y esperamos que proyectos cooperativos avalados por el ”Instituto de Salud Carlos III”. Pero, resulta que desde el año 2012 (Real decreto 345/2012), este Instituto ya no depende orgánicamente del Ministerio de Sanidad, ahora depende del Ministerio de Economía y Competitividad (actual Economía y Empresa). Desde aquí reclamamos la necesidad de contar con Institutos y plataformas públicas que promuevan una investigación independiente y de calidad o si procede colaborativas en condiciones de transparencia con la industria.
Como conclusión:
Solicitamos que la Conselleria trabaje con la industria en la resolución de auténticos problemas de salud, alejada de la fascinación tecnológica que nos acerca a actividades de escasa rentabilidad en términos de mejora global de la salud de nuestros ciudadanos. En definitiva, queremos una Conselleria de Sanidad que trabaje para el Ministerio de Sanidad y no para el Ministerio de Economía y Competitividad y/o Empresa.